Porque somos seres divinos, realmente formados en abundancia, con nuestros órganos completos, cada parte de nuestro cuerpo está diseñada para una función específica que nos permite funcionar en armonía con la naturaleza.
Han escuchado cuando los abuelos nos decían: "Cada niño nace con el pan bajo el brazo". Tenían razón, y es una forma de decirnos, que venimos a este mundo con nuestra propia abundancia, sin quitarle nada a nadie. Y sin importar el medio en el que crecimos, debemos exigir nuestro derecho propio a esta abundancia. Rompamos los esquemas y recibamos con amor y gratitud lo que la vida nos ofrece.
En cada fracaso hay una enseñanza y una oportunidad, no la perdamos de vista.
Voy a citar una historia del libro "Piense y hágase rico" para que la tomen como ejemplo en sus vidas:
"Un tío de R. V. Darby fue presa de «la fiebre del
oro» en los días en que era una fiebre endémica, y se fue al Oeste a cavar para
hacerse rico. No sabía que se ha sacado más oro de los pensamientos de los hombres que de
la tierra. Obtuvo una licencia y se fue a trabajar con el pico y la
pala.
Después de varios meses de trabajo obtuvo la recompensa de descubrir una veta de mineral brillante. Necesitaba maquinaria para extraer
el mineral. Con discreción, cubrió la mina, volvió sobre sus pasos a su hogar
en Williamsburg, Maryland, y les habló a sus parientes y a algunos vecinos del
«hallazgo». Todos reunieron el dinero necesario para la maquinaria, y la
enviaron a la mina. Darby y su tío volvieron a trabajar en ella.
Extrajeron el primer carro de mineral y lo enviaron a un fundidor. ¡Las utilidades demostraron que poseían una de las minas más
ricas de Colorado!
Con unos pocos carros más de mineral saldarían todas
las deudas. Entonces empezarían a ganar dinero en grande.
¡Hacia abajo fueron los taladros! ¡Muy alto llegaron las esperanzas de Darby y de su tío!
Entonces sucedió algo. ¡El filón de mineral brillante desapareció! Habían llegado al final del arco iris,
y la olla de oro no estaba allí. Perforaron en un desesperado intento para
volver a encontrar la veta, pero fue en vano.
Finalmente, decidieron abandonar.
Vendieron la maquinaria a un chatarrero por unos
pocos centenares de dólares, y tomaron el tren de vuelta a casa. El chatarrero
llamó a un ingeniero de minas para que mirara la mina e hiciera una prospección
El ingeniero le informó de que el proyecto había fracasado porque los dueños no
estaban familiarizados con las «vetas falsas». Sus cálculos indicaban que la
veta reaparecería ¡a un metro de donde los Darby habían dejado de
perforar! ¡Allí fue precisamente donde fue encontrada!
El chatarrero extrajo millones de dólares en mineral de aquella mina porque supo buscar el asesoramiento de un experto antes de
darse por vencido. "
No queremos que nos pase lo mismo, no perdamos el oro a 1 metro de distancia. No desistamos, perseveremos y conseguiremos hacer nuestro sueño realidad.
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